Juan Pablo II y los aliens

de Lord Wilmore


Hacia junio de 2002 todos los eventos históricos se suceden como en nuestra línea temporal, y el Papa Juan Pablo II sigue incansable su propia actividad misionera a pesar de la enfermedad que avanza inexorable.

En aquella época se difunde “El gran miedo”, como pasará a la historia. En efecto, el astrónomo sudafricano John Sheperd descubre que el asteroide Sheperd-B6, rebautizado por él Tanathos, “muerte”, fue desviado de su órbita por dos cometas y se dirige hacia la Tierra. Los cálculos indican que impactará en el océano Atlántico en marzo de 2003, provocando un invierno nuclear y una nueva era glaciar que podría prolongarse miles de años.

Los proyectos norteamericanos de guerra en Irak son inmediatamente frenados, incluso el Al Qaeda cesa su guerra santa. Inmediatamente el viejo Juan Pablo II inicia un Año Santo Extraordinario de la Penitencia, para rogar a Dios la remisión de los pecados cometidos durante las dos guerras mundiales del siglo XX y durante la guerra fría, y simultáneamente envía al astrónomo jesuita padre Cohen, jefe del Observatorio Vaticano, a un encuentro en Moscú con sus colegas rusos, americanos y europeos. Se decide utilizar un sistema basado en apuntar los escudos espaciales y las cabezas nucleares existentes para conjurar el peligro.

Las vías de pensamiento son dos: algunos científicos proponen bombardear Tanathos con las cabezas nucleares para destruirlo, otros hacerlas detonar en sus cercanías para desviar la trayectoria. La primera solución es fácil de realizar, pero implicaría un verdadero bombardeo en la Tierra de los fragmentos del asteroide; mientras que la secunda es más segura, pero mucho más difícil de realizar con exactitud.

Como los científicos discuten y no llegan a ponerse de acuerdo mientras el tiempo apremia y Tanathos se acerca más y más, el padre Cohen propone un plan alternativo y revolucionario: desviar mediante las cabezas atómicas otro asteroide, Eros, que cruzará por la Tierra más o menos en el mismo período, de modo que fuera su gravedad la que desviara a Tanathos. El margen de error sería muy reducido, pero no hay demasiado tiempo: la ONU aprueba el riesgoso proyecto y el 2 de enero de 2003 las cargas nucleares son lanzadas y explotan a cinco kilómetros de Eros, enviándolo fuera de su ruta. Eros desvía a Tanathos, que el 7 de marzo pasa a sólo 7.000 km de la Tierra (¡menos de un cuarto de la distancia Tierra-Luna!) provocando efectos sobre las mareas y cataclismos, pero el planeta está a salvo.

“El amor ha vencido a la muerte”, proclama Juan Pablo II en el Ángelus del domingo siguiente: “Dios ha querido enseñarnos que los eventos naturales pueden alterar para siempre nuestro planeta azul… no tratemos más de alterarlo nosotros con la insensatez de nuestras guerras. Lo que ha sucedido es un don del Omnipotente, el don del Futuro. No lo desperdiciemos”.

En este punto, ocurre lo impensable: el 15 de mayo de 2003 un objeto volador no identificado aparece en el cielo de Roma. Es un objeto brillante, en forma de disco, que viaja a una velocidad increíble, y se posa en la explanada de Tor Vergata. Delante del pueblo, agolpado por curiosidad, y del ejército formado, del disco desciende un humanoide no muy diferente de nosotros, sólo que supera los 2 metros y tiene el cráneo ligeramente ovalado. Lo acompaña un autómata antropomorfo que hace de intérprete simultáneo y traduce en buen italiano las palabras del extraño ser. Éste se presenta como Klaatu (pequeño homenaje al film “Ultimátum a la Tierra”) y pide hablar con el “líder del mundo”. A la pregunta de quién es el líder del mundo, puesto que no existe un único gobierno mundial, él responde con una sola palabra: “Karol”.

En seguida el alien es llevado al Vaticano y el Santo Padre lo recibe junto con su extraño robot. Klaatu le dice al Papa que viene del planeta Klan, el séptimo de los que orbitan a la estrella Vega, por ellos llamada Klia, y que desde hacía un tiempo merodeaba la región del sistema solar por orden del gobierno de su mundo, después de haberlo encontrado en un viaje hiperespacial. Habían interceptado las comunicaciones terrestres y por tanto habían sido testigos de las guerras libradas en los últimos veinte años, y los ingentes esfuerzos del Pontífice por evitarlas. Observaron la construcción de la base espacial ISS y, sobre todo, el modo en que los hombres habían logrado salvarse de la amenaza de Tanathos. En ese momento juzgaron el mundo preparado para el “primer contacto” con su pueblo: desde hacía cinco siglos los klanianos sobrevolaban el planeta (lo que explica los numerosos avistamientos de “clypes ardientes”, escudos de fuego, discos volantes) pero el tiempo para el primer contacto no había llegado todavía.

Klaatu dijo que su gente venera “el alma del mundo”, esto es, una especie de religión panteísta (similar a la de Albert Einstein) que lleva a considerar sagrado cada átomo, y por tanto a rechazar con firmeza la guerra y la violencia operada contra la naturaleza.

Como Karol Wojtyla hizo de todo para llevar al mundo por ese camino, él había decidido establecer el “first contact”.

La noticia da la vuelta al mundo y desencadena una imprevista crisis religiosa: el que estaba alejado de la fe, se acerca; mientras muchos creyentes la pierden porque el descubrimiento de nuevas razas inteligentes puede hacer aparecer “demasiado exclusiva” la prédica de Moisés, Jesús o Mahoma. El budismo aparece como la religión más fácilmente identificable con la de los klanianos, y así el Dalai Lama viaja a Roma, invitado por el Papa, para encontrarse con el nuevo huésped, del que queda favorablemente impresionado. Klaatu habla en las Naciones Unidas a los principales líderes mundiales y ofrece la colaboración de los klanianos para resolver los problemas de la humanidad. Otras siete naves klanianas, advertidas por Klaatu, desembarcan en paz en las principales capitales del mundo. Se establece el contacto por vía subespacial con el planeta Klan y Juan Pablo II es el primero en hablar, en nombre de la humanidad, con el líder del planeta, Klaasu, aceptando en nombre de los jefes de Estado la ayuda klaniana.

Klaasu, que es un venerable de 280 años terrestres, mitad Dalai Lama y mitad presidente, invita inmediatamente al Papa, al Dalai Lama y a los líderes mundiales a su mundo. Mientras los líderes mundiales, asustados ante esa perspectiva, envían en su lugar a científicos delegados, Juan Pablo II y Tenzin Gyatso suben a la nave de Klaautu que parte hacia la estrella Vega; “Papa suplente” es designado el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, que escribe una carta, una especie de encíclica, para convencer a los creyentes que no hay ninguna contradicción entre el Evangelio y la existencia de los aliens.

Juan Pablo II vuelve después de tres meses de permanencia en el planeta Klan… y… ¡milagro! Está curado del mal de Parkinson que sufría por años, curado con técnicas avanzadísimas por un médico klaniano. Inmediatamente habla a la audiencia general sobre un mundo dominado por la paz, por la ciencia usada para fines benéficos y por el uso de robots, que han tomado para sí los trabajos manuales; con la ayuda de los aliens, la humanidad podrá contar con todo esto.

En los primeros días de 2004 cientos de ingenieros klanianos vienen a la Tierra mientras otro tanto de terrestres van al sistema de Vega, y como es previsible, la tecnología terrestre da un salto gigante.

El 11 de julio de 2006 despega la Excelsior, la primera nave espacial terrestre apta para hacer el trayecto a través de un túnel hiperespacial hacia la estrella Vega. Exploración del sistema ternario de Próxima Centauro y establecimiento de la primera base terrestre fuera del sistema solar. También la medicina da pasos gigantes: cáncer, mal de Parkinson y Alzheimer son definitivamente vencidos.

El ejemplo de los klanianos es contagioso: el banco central mundial emite una única moneda para todo el planeta: la lira terrestre. Siempre con la estrecha colaboración de todos los gobiernos del planeta, la ONU adquiere en 2009 poderes supranacionales y constituye un gobierno central único para conferir con el klaniano. En 2010 el pontificado de Juan Pablo II, que tiene 90 años, supera el de Pío IX y se convierte en el más largo de todos los tiempos. Va a la colonia establecida por los terrestres en el planeta Afrodita, para bendecir la primera basílica construida allá arriba. Se elabora la Teoría del Todo, que unifica la mecánica cuántica, relatividad y teoría de los campos. Proyecto de un Concilio Universal en Jerusalén para resolver los problemas del primado de Pedro y reunificar a todos los cristianos; la crisis religiosa ya está superada.

En el 2020 se crea una federación mundial con capital en International City, construida en las islas Azores, fuera de todos los continentes, en posición neutral.

Juan Pablo II se apaga en el 2026, a los 106 años de edad, después de 48 años de intenso pontificado. El sucesor Benedicto XVI lo canoniza inmediatamente. Parece que sus últimas palabras fueron:

”Dicen que he cambiado la historia… pero yo sería feliz si sólo hubiera conseguido cambiar el corazón de un hombre”.

Lord Wilmore

Traducción en Italiano de esta ucronia


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