Los aliens y la Segunda Guerra Mundial

de William Wallace


Verano de 1942: en la noche del 13 al 14 de agosto una expedición científica americana en Alaska alerta al Estado Mayor del Ejército americano sobre una extraña explosión avistada en las costas meridionales de la península de Kukci, en territorio ruso.

En la misma noche la noticia llega a Roosevelt, quien decide enviar un submarino americano para verificar la situación y sobre todo para despejar las dudas, muy extendidas en Washington, de que la explosión no se trataba sino de una fallida tentativa alemana de llegar a las costas americanas con un nuevo tipo de misil. Todas las bases de Estados Unidos se encuentran en estado de “máxima alerta”.

14 de agosto de 1942: el submarino americano Uncle Sam se halla en Alaska, donde embarca el cuerpo de la expedición científica que denunció el avistamiento. El mayor Peter Unknown recibe a los huéspedes, escuchando los detalles relativos al presunto lugar de la explosión y realizando una ubicación estimativa en los mapas. Se individualizan tres puntos, denominados Alfa, Beta y Gama, en un radio de diez kilómetros al sur de Uelen, península de Kukci, en la URSS.

El mayor Peter Unknown recibe la orden de parte del Jefe de Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos de proceder a un desembarco en territorio soviético, con la intención de verificar la entidad de la explosión y de recoger datos que pudiesen ayudar a prevenir y eliminar cualquier amenaza nazi contra el pueblo norteamericano.

Tres escuadrones, con un total de quince hombres, desembarcan en tres diversos puntos de la costa rusa, mientras Stalin recibe las primeras y confusas noticias de una explosión ocurrida en las costas de Uelen.

Los tres escuadrones especiales de Estados Unidos, después de haber rastreado la zona, se concentran en los que parecen ser los restos de una aeronave, filmando cada cosa frenéticamente, bajo el temor de que los soldados de la Armada Roja llegasen al lugar de un momento al otro, creando un incidente diplomático de difíciles consecuencias. La atención de todos se centra en lo que parece ser el cuerpo central del objeto, una cápsula de alrededor de dos metros por dos. Se decide proceder a la apertura de la misma, bajo órdenes precisas del Mayor Unknown.

En el interior de la cápsula encuentran dos cuerpos de estatura inferior a la media, pero es imposible proceder a una identificación a causa de los cascos y de los trajes que los protegen. Se da la orden de recoger muestras orgánicas y restos de la explosión, además de recuperar los cuerpos. La operación de los materiales se torna más complicada de lo previsto y es interrumpida por la presencia de escuadrones rusos enviados a rastrear la zona. Los tres grupos regresan a bordo del Tío Sam.

15 de agosto de 1942: El Mayor Unknown recibe a los suyos a bordo del submarino, antes de disponer que los cuerpos se depositen junto a los restos en el área de enfermería hasta nueva orden. De la Casa Blanca llegan disposiciones estableciendo que nadie se acerque a la enfermería, que permanece vigilada. El submarino es escoltado hasta Bethel, Alaska, donde se embarcan un antropólogo, un ingeniero, un médico y un grupo de altos oficiales directamente en comunicación con Washington. El grupo accede a la enfermería precedido por el Mayor Unknown: la puerta se cierra inmediatamente a sus espaldas. Las hipótesis más plausibles, vista la altura de los cuerpos, es que se trata de oficiales japoneses muertos durante una prueba de un nuevo medio aéreo. Son examinados y filmados otra vez y luego se decide la autopsia de los cuerpos. Lentamente, mientras la máquina filma, se desenganchan los cierres de los cascos, que se retiran. Después el horror, la explosión debe haber deformado los cuerpos. El antropólogo efectúa los exámenes de rigor, probable presencia de un exoesqueleto o de algo similar: nada que ver con un ser humano.

El Mayor Unknown da órdenes precisas referentes a que ninguno de los presentes tenga contacto con la tripulación: de común acuerdo se decide que permanecerán dentro de la enfermería hasta nuevas disposiciones de la Casa Blanca. El submarino toma hacia el sur, hacia Seattle, cerca de Vancouver. Esta vez lo espera Roosevelt en persona. Se otorga una licencia especial a la tripulación, y el submarino permanece desierto. Se apostan guardias, y Roosevelt hace su ingreso en la enfermería. Se proyectan nuevamente las filmaciones, incluidas las de la autopsia. Roosevelt da orden de que los materiales y los sujetos sean transferidos a bordo de un jet a una base secreta construida en el medio de las montañas de Norteamérica, conocida con el nombre de Área 51.

16 de agosto de 1942: Los soldados de Stalin llegan al lugar del impacto, donde encuentran sólo restos de lo que a todas luces parece una cápsula. Los soldados se dividen, y confluyen desde tres puntos diferentes de la costa: del otro lado de Alaska. Stalin ordena la recuperación de la cápsula y su estudio, pensando que se trata de la nueva arma con que los americanos intentan vencer a Hitler.

17 de agosto de 1942: Stalin llama a Roosevelt. El motivo de la llamada es el hallazgo de una cápsula “americana” en suelo ruso. Roosevelt le sigue el juego, y ofrece nuevos pertrechos bélicos a cambio de su restitución. Stalin duda, pensando en un futuro reconocimiento de la influencia rusa sobre Europa central (Polonia, Checoslovaquia, Alemania).

30 de agosto de 1942: Los científicos rusos informan a Stalin que la cápsula no está construida con materiales convencionales,  y que presenta componentes minerales ausentes en la Tierra y residuos orgánicos desconocidos. Será el inicio del ascenso ruso en el campo espacial: siguiendo un modelo extraterrestre, los rusos llegan primero a la construcción de modelos perfectamente aptos para traspasar la atmósfera terrestre. Pero para esto falta todavía tiempo…

Abril de 1945: Los rusos entran en Berlín, ingresando en el bunker donde encuentran los cuerpos de Hitler, Eva Braun y de los mayores jerarcas nazis. En una cámara frigorífica se encuentra algo inesperado: dos cuerpos aliens yacen tendidos sobre dos lechos. Se encuentran documentos en alemán y numerosos estudios anatómicos. Son convocados los intérpretes. Se descubre que en 1937, un año antes del inicio de la investigación nuclear por parte de los nazis, un objeto no identificado se había estrellado al norte de Berlín. El descubrimiento fue desconcertante y la investigación fue confiada a la sección adepta a los fenómenos paranormales de la SS. La cápsula es enviada a las industrias Knopper, donde es estudiada por diversos ingenieros y científicos, entre los cuales se encuentra Otto Hahn, que intuyeron sus potencialidades en el campo bélico y, como “illiminati”, dieron inicio al proyecto de construcción de un arma atómica, basándose en los estudios del armamento de la cápsula. Los rusos comprenden todo; Stalin cree haber sido engatusado por los Estados Unidos, que lo sabían; aflora el recuerdo del hallazgo de la otra cápsula. Se inicia el alejamiento entre la URSS y Estados Unidos, y con éste, la Guerra Fría.

William Wallace

Traducción en Italiano de esta ucronia


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