de William Riker
En el cónclave del 2 de marzo de 1939, a la muerte de Pío XI, en el primer escrutinio no resulta electo Papa Eugenio Pacelli, que en esta línea temporal es sólo un humilde párroco del campo, sino el cardenal inglés Joseph Brown, mejor conocido como Padre Brown, 71 años, que tiene vasta experiencia como investigador y es muy amigo de Hércules Flambeau, ex ladrón de fama internacional pasado del lado de la ley, y ahora jefe del espionaje francés (y colaborador de la resistencia francesa antinazi). Toma el nombre de Adriano VII (Adriano IV alias Nicolás Breakspeare, 1154-1159, había sido hasta ese momento el único Papa inglés), y se ve en el deber de afrontar la amenaza representada por Hitler y Mussolini. Lo ayudará el juez Basil Grant, presidente del Club de Asuntos Extravagantes (otra obra maestra del autor de las novelas del Padre Brown) y ministro de Guerra del gabinete de Churchill. ¿Qué cosa inventará el mítico Gilbert K. Chesterton a partir de esto?
Inmediatamente después de la firma de la rendición francesa (22 de junio de 1940), seguida por la caída de París, Basil Grant y Charles De Gaulle lanzan desde Londres una proclama declarando el rechazo de los franceses libres a abandonar la lucha, como hubiera querido el colaboracionista mariscal Petain (18 de julio de 1940). Por su parte, Adriano VII, electo por su condición de inglés y por ende antinazi (más que antialemán), toma en seguida contacto con Flambeau para organizar la resistencia por intermedio de su secretario personal, padre Maximiliano Kolbe, polaco y por ende también antinazi. Kolbe es finalmente arrestado por los nazis mientras hace el recorrido entre Roma y Avignón, cuartel general de Flambeau, y acaba en el campo de exterminio de Auschwitz, donde muere el 11 de agosto de 1941 ofreciéndose a tomar el puesto de un padre de familia.
Adriano VII responde con la bula Qui se exaltat humiliabitur, con la cual excomulga a los nacionalsocialistas (16 de octubre de 1941). Hitler tiene la intención de invadir el Vaticano y arrestar al odiado Papa anglosajón, pero Mussolini desaconseja la acción, considerando el alto número de católicos que combaten en los ejércitos alemán e italiano, los cuales podrían desertar. Hitler desiste momentáneamente y prepara un plan para deportar el “Papa Brown” a Alemania y sustituirlo por el antipapa Karl I en el verano de 1942. Flambeau lo advierte de esta amenaza, pero él decide no abandonar Roma; así, da instrucciones al arzobispo de Lisboa para que, en caso de ocurrirle una muerte violenta, se realice inmediatamente un nuevo cónclave en Portugal (en nuestra historia, ésta fue una de las instrucciones secretas de Pacelli). Los espléndidos sucesos de los frentes ruso y africano en el verano de 1942 hacen momentáneamente olvidar a Adolfo Hitler la cuestión del Papa intrigante, y así el proyecto se posterga un año. Cuando el barrio del Verano es bombardeado, Adriano VII sale del Vaticano y conforta a la población civil, hecho que hace crecer enormemente su popularidad entre la gente, que lo aclama como la única autoridad moral que vale la pena obedecer. La cuestión no es del agrado ni de Mussolini ni de Hitler, los cuales deciden acelerar los tiempos para su destitución.
Pero se da el caso de que el secretario de Estado sea el cardenal Hugo O’Flaherty, el sacerdote irlandés representante de la Cruz Roja norteamericana en Italia, que se hizo famoso por “Scarlet Pimpernel of the Vatican” (La prímula roja del Vaticano”) publicado por J. P. Gallagher en 1967, llevada al cine como “Escarlata y negro”, donde el monseñor fue interpretado por Gregory Peck, el jefe de las SS Herbert Kappler por Christopher Plumier y el Papa Pío XII por sir John Gielgud. Hugo O’Flaherty fue llamado por Joseph Brown justo en el estallido de la guerra, tanto que dio pie a hablar de “britanización” del Vaticano. El púrpura cardenalicio no había evidentemente afectado su temple irlandés, porque vela en las sombras e intercepta un correo nazi anunciando la intención de arrestar el Pontífice el 26 de julio de 1943, tal le comunica a Adriano VII, y lo lleva casi a la fuerza a la residencia de Castelgandolfo, donde es más fácil ocultarse. Allí el Papa Brown contacta al actor toscano Walter Ezza, otro notable personaje chestertoniano; si no lo conocen, les digo que es el protagonista de la novela “The paradise of Thieves”, que forma parte de la serie “The Wisdom of Father Brown”. Ahora Ezza se ha convertido en el jefe de la resistencia comunista en Toscana y el Lacio, y como nombre de guerra ha elegido Montano, que es el del conocido “Rey de los Ladrones” de Toscana, interpretado por él en la novela citada, cuando fue descubierto por el entonces Padre Brown. Recordando esos antiguos hechos, Montano se ofrece para poner a salvo el Santo Padre.
El 25 de julio la reunión del Gran Consejo del Fascismo deja a Mussolini en minoría y provoca su caída: el cardenal O’Flaherty ha establecido contactos con Dino Crandi y Caleazzo Ciano; los ha puesto en aviso de una carta de Basil Grant en la cual asegura que Italia no sufrirá pérdidas territoriales y verá restituidas las colonias ocupadas por los ingleses, con la excepción del imperio de Etiopía y Albania; abandonará el Pacto Tripartito y se unirá con los Aliados y contra Alemania. El único medio para lograr esto es desplazar a Mussolini del poder, y así Victor Manuel II, de acuerdo con Ciano, lo hace arrestar y otorga al propio Ciano el título de Primer Ministro. Esto anuncia que la guerra proseguirá al lado de Alemania, pero se firma secretamente con los aliados el armisticio de Cassibile (8 de septiembre de 1943) gracias a la mediación de O’Flaherty. Inmediatamente, los angloamericanos toman posesión de todos los puertos italianos y avanzan hacia el interior. Ciano declara la guerra a Alemania (10 de septiembre de 1943) y se da una inversión de frentes, con los alemanes que deben enfrentar a los italianos imprevistamente transformados en enemigos.
Grupos alemanes realizan todo tipo de atrocidades por venganza antes de ser vencidos por la alianza entre italianos, ingleses y norteamericanos; en particular Herbert Kappler entra en Roma, dejada desprotegida por Ciano que no esperaba estas cosas, realiza estragos entre los judíos del ghetto, captura y asesina a Víctor Emmanuel III y su esposa Elena de Montenegro, y luego se dirige a Castelgandolfo para eliminar al detestado Adriano VII, que sabe responsable de todas estas intrigas. Pero sólo puede incendiar la residencia papal evacuada, porque el Papa se ha refugiado en los montes bajo la protección de Montano. En tanto, la falsa noticia de que el Papa Adriano murió en el incendio da la vuelta al mundo y provoca una reacción general de todos los pueblos contra el nazifascismo. Basil Grant, Franklin D. Roosevelt y Charles De Gaulle ordenan el desembarco en Normandía para conquistar la fortaleza Europa mientras Flambeau proclama la insurrección general francesa. Polacos, austríacos, húngaros y croatas se rebelan contra los ocupantes atacándolos hasta con rastrillos y palas, y los estragos que llevan a cabo los nazis como represalia no hacen sino acrecentar el odio contra ellos.
En tanto, Humberto II ciñe la corona real, toma el mando de las tropas y ataca a Kappler, matándolo en batalla; con este acto de coraje logra salvar la monarquía italiana. Ciano, a su vez, se dirige al norte a combatir, donde los alemanes han ocupado la Lombardía y el Triveneto, pero cae y es fusilado en Verona después de un proceso-farsa. Entonces Humberto II encarga a Ferruccio Parri y los partidos antifascistas de formar un nuevo gobierno, cuyo ministro de Cultura es el poeta toscano Alfonso Muscari (otro personaje de “The paradise of Thieves”); de Gasperi va al exterior y Togliatti al interior. Apenas la situación en Italia se tranquiliza, el 1 de noviembre de 1943 Adriano VII reaparece en público en la plaza de San Pedro, en ocasión de la Solemnidad de Todos los Santos, para demostrar que no está muerto. Flambeau libera Francia de los nazis y de los colaboracionistas, captura a Petain y se apresta a atacar el territorio alemán. La sublevación de la Europa Oriental mientras Stalin está empeñado todavía en liberar su territorio impide que los rusos avancen sobre la mitad de Europa. El 25 de abril de 1944 culmina la reconquista de Italia del norte y Mussolini, que, liberado por los nazis, había ido a dirigir las operaciones bélicas en esa región, es capturado y fusilado. La Alemania trata de resistir a ultranza, pero Adriano VII envía una carta al coronel Claus Schenk von Stauffenberg, católico y profundamente hostil a Hitler, quien decide efectuar un atentado para acabar con el autócrata; a diferencia de lo que ocurrió realmente, tiene éxito, y el tirano salta por los aires sobre una maleta-bomba durante la reunión en la Wolfsschanze, o “Madriguera del lobo”, su cuartel general en Rastenburg, en la campiña de Prusia oriental. Es el 24 de julio de 1944. La guerra en Europa ha terminado y continúa sólo en el frente del Pacífico, donde terminará un año después con la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki.
Resultado del conflicto: Alemania pierde Silesia y Pomerania a favor de Polonia y conserva sólo una parte de Prusia oriental en torno de Königsberg, pero salva su integridad territorial y no sufre ocupación extranjera; el nuevo canciller es el católico Honrad Adenauer, mientras Von Tauffenberg es el nuevo jefe de Estado Mayor del ejército. Italia queda bajo una monarquía constitucional y pierde Albania, el Dodecaneso, el imperio de Etiopía y la ciudad de Fiume, pero conserva el resto del territorio nacional y las otras colonias; el nuevo jefe del gobierno es Alcides de Gasperi. Walter Ezza ocupa el cargo de vicesecretario del PCI y brazo derecho de Togliatti, mientras Flambeau es el ministro del Interior de la Cuarta República francesa. Los límites vuelven a ser aquellos anteriores a la Primera Guerra Mundial y la URSS sólo avanza hacia occidente un centenar de kilómetros; Polonia, Letonia, Lituania y Estonia conservan su independencia y sólo la Yugoslavia de Tito se transforma en una dictadura comunista. Basil Grant y Franklin D. Roosevelt quieren efectuar un “ataque preventivo” contra la URSS para terminar con el comunismo, pero el Papa Brown, que acaba de ganar el Premio Nobel de la Paz, interviniendo en el Congreso de la Paz de París, les aconseja y les convence de lo contrario, aduciendo que Europa ya ha conocido mucha guerra y demasiada destrucción. En efecto, en 1954, a la muerte de Stalin, Kruschev reconocerá sus crímenes y guiará la URSS hacia una transición democrática, después de haberse reunido en Roma con Adriano VII. Éste a su vez dispone la realización de un Concilio para renovar la Iglesia, pero logrará guiarlo. Muere a los 90 años el 9 de octubre de 1958, después de 19 años de pontificado y en olor de santidad: se dice que se le apareció Cristo en persona. Por esto Juan Pablo II lo canonizará durante el Año Santo del 2000. Después de él, el Espíritu Santo llamará un Papa campesino que podrá llevar a cabo el Concilio que tanto soñó… pero ésta es otra historia… o mejor dicho, otra fantahistoria.
William Riker
Traducción en Italiano de esta ucronia